lunes, 6 de julio de 2009

¿ASÍ QUE TODAVÍA NO SABES COSAS DEL CENTRO DE MEDELLÍN?

Medellín es una niña próxima a cumplir 334 años que día tras día vive una constante transformación en su aspecto físico, y la gran cantidad de hijos que de ella brotan le aportan al centro de la ciudad nuevos espacios que permiten que diversas clases sociales converjan en él.

Medellín usa
vestidos multicolores que atrae las miradas de propios y visitantes, su aroma se pega hasta en tu sistema óseo de tal manera que cuando sientes un olor agradable automáticamente te trasladas a esta ciudad; ella permite que la observes, acaricies e igualmente penetres en sus más oscuros lugares para así descubrir nuevas posibilidades de creación para su crecimiento estructural.

Por tanto esa inmersión ha permitido la transformación de la ciudad dejando de lado un aspecto pueblerino para convertirse en ciudad moderna, y para ello se toman modelos foráneos; por eso esta niña pierde unas cosas pero gana otras, y es que Medellín es:
Un arlequín de cosas buenas y cosas detestables, ciudades más o menos extensas, más o menos gratas, pero sin una forma sin un estilo que las defina, más bien tienen un “tercer estilo” que corresponde a no tener ninguno, pues no ha sido revelado hasta ahora más que en forma referencial. Están en busca de algo que las revele y singularice. Ellas son como sus países, política y socialmente en proceso de consolidación, en busca de una definición que las haga salir del marginamiento estructural en que se encuentran”. (Alejo Carpentier, libro Tientos y diferencias. 1967. Frase tomada del libro Medellín 1890-1950 pág 168)
Medellín ha perdido un estilo implementado en otras épocas para así generar industria, esta ciudad pierde amor por lo propio y se embeleza con lo que la globalización le ofrece; sin embargo esta niña y algunos de sus hijos no quieren que sus patrimonios se pierdan y por ello hay una lucha constante por restaurar edificaciones y no optar por tumbarlas para crear una nueva ciudad o tal vez una ciudad desconocida.


Y es que las ciudades evolucionan y con ello las mentalidades de las diferentes generaciones; un ejemplo es la mirada de Teresa Zuluaga, una abuela de 75 años que vive en uno de los edificios del centro y cuando habla de este espacio de la ciudad lo hace con nostalgia porque no reconoce en el mismo lo que en su niñez y juventud conoció, porque lo que le ahora le genera es desconfianza; mientras que Alejandro Peláez un joven de 17 años que vive en Manrique barrio ubicado en la zona nororiental de la ciudad, el centro es el lugar ideal para pasar un fin de semana alegre, se siente seguro, además lo ve como punto estratégico de encuentro porque todos saben cómo llegar allí


NUESTRA GENTE, NUESTROS ROSTROS



En una ciudad donde el desempleo es el arma fundamental del capitalismo, aparece como método para sobrevivir las ventas informales o el rebusque. Cualquier producto es bueno para ser exhibido en aquellas vitrinas que van desde un cajón de tomates hasta una carretilla; pues libros, gafas, ropa, películas, zapatos, productos para el hogar, juguetería, la cadena de plata y la loción 360º, son algunas de las cosas que se pueden encontrar en la calle a un costado de la Iglesia La Candelaria.

Pasar por allí no solo es ver vendedores ambulantes, es encontrarse con el reflejo de la economía de una ciudad, con los rostros de trabajadores que luchan día a día con el sol implacable, el viento seco, los ríos de gente que transitan afanados y a los que intentan retener con su popular “llévelo, llévelo” “madre en qué le puedo colaborar” “mírelo sin compromiso” para que así les compren algún producto y de esta manera poder conseguir su sustento en este día a día del rebusque.

NOS GUSTA LO DE AFUERA

En Medellín a comienzos del siglo XX las construcciones eran inspiradas en estilos europeos, principalmente franceses, luego se pasó al norteamericano y actualmente son pocas las construcciones arquitectónicas de ese tipo que en este momento se mantienen, pues la ciudad ahora cuenta con una arquitectura que se impone sobre la que había, se crean nuevas construcciones pero de igual manera inspiradas en estilos foráneos.


PÉRDIDA DE LA ARQUITECTURA

“Una ciudad que se desarrolla sin tener en cuenta el aspecto estético, sin preocuparse de la belleza, sin ornamentación, podrá ser un centro industrial, o un centro comercial, o una aglomeración de edificios, pero no será una ciudad” Ricardo Olano

Y es justamente aquellos patrimonios arquitectónicos en los que se solía pasar tardes familiares donde la cena era en torno a un gran comedor, miles de sabores desfilaban por aquellas mesas y los grandes salones también pasarían a ser un lugar exclusivo para quienes podían formar parte de un club social y que ahora son centros comerciales en lo que se ve reflejada parte de nuestra transformación de ciudad; el Club Unión y el Palacio Nacional son dos ejemplos de ello, pasaron de ser lugares distintivos de la ciudad para transformarse en un sitio de comercio que con el pasar de los días su estructura cambia para darle paso a ese término comercio que obliga a las remodelaciones y con ello a la pérdida del patrimonio arquitectónico.
Cabe preguntarse si las administraciones departamentales buscan una transformación total de la ciudad o una pérdida de riqueza arquitectónica. ¿Transformación o destrucción?

DOS PENSAMIENTOS

ELLA
Unas canas bien disimuladas, unos ojos pequeños que dicen que la vida es para disfrutar, una energía que cualquier mujer quisiera tener incluso aquellas con menos edad que la que tiene Dona Teresa Zuluaga; un espacio que no quiere cambiar pero que actualmente se siente extraña en éste porque ve que los tiempos han cambiado y con ello sus recuerdos se van borrando por no reconocer las calles que solía frecuentar cuando era joven.

Para esta mujer de 75 años de edad el centro de Medellín ya no es lo mismo, ella se siente insegura al caminar por sus calles, no reconoce los parques y sitios en los que disfrutaba cada vez que salía de su casa, Dona Tere como la llaman sus conocidos le teme al centro de día y de noche, en las tardes soleadas le gustaría salir pero cree que un carro la podría pisar y luego de las seis de la tarde considera que sería atacada por uno de los jóvenes que les gusta ser dueño de lo ajeno.

Esta abuela que refleja una dulzura única y que acoge con gran ternura a quien la aborda para preguntarle algo, el centro no es un lugar del que actualmente se sienta orgullosa, “son solo edificios y sitios para la gente joven, la verdad yo vivo aquí porque es una casa amplia y no un apartamentito de esos de hoy en día; si fuera la mujer maravilla no hubiera permitido que el centro fuera lo que ahora es”. Sin embargo ella sabe que los tiempos cambian y por eso ahora Medellín no es la misma de antes, como tampoco lo es ella.

EL
A sus 17 años de edad este chico de piel blanca, ojos verdes y cresta a la moda dice que el centro es el mejor lugar para pasar un fin de semana.

Con una cerveza en la mano y sentado en la “plazuela del periodista” Alejo habla de lo importante que es el centro para él, allí se siente libre y seguro.

“El centro es lo mejor de Medellín, sus edificios parecen cajas de madera montadas una encima de otra, es como las ciudades de otros países”. Este joven prefiere la ciudad que ahora vive a la que sus abuelos vivieron, para él eso que dice “todo tiempo pasado fue mejor” es una mentira y espera que sus hijos, si algún día le toca tenerlos disfruten de una ciudad con más construcciones de las que en el momento existen y que sean tan llamativas o quizá mejor de las que el está conociendo, dice que las casas viejas se deben quedar guardadas en los álbumes de los abuelos y en las paredes de los museos.



lunes, 8 de junio de 2009

EL TEATRO EVOLUCIONA EN LA CIUDAD







La oferta teatral que la ciudad de Medellín ofrece a propios y extraños permite pensar que hay una transformación cultural, pero lo que se presenta es una evolución, pues el primer término remite al cambio mientras que el segundo lo que presenta es un desarrollo gradual, y es con esta definición que el teatro ha evolucionado tanto en lo cultural como en lo económico y en la aceptación de la sociedad.

Anteriormente cuando se deseaba montar una obra teatral, los guiones debían pasar por un estudio de aceptación o reproche por parte de la
IV Brigada, una vez que esta entidad los analizaba y daba su aprobación la obra se podía empezar a montar, si era rechazada y se presentaba se corría el riesgo de ser encarcelado.

En la actualidad desde el ámbito cultural la evolución es notable porque permite hacer un teatro desde la libre expresión, se puede crear cualquier tipo de obra sin temor a ser sancionada o perseguida por la ley.

También hay una evolución en el sentido de la profesionalización. Se pasó de asistir a talleres de artes como pasatiempo, para ser estudiado como carrera; y es que hace 29 años nació la facultad de artes de la Universidad de Antioquia y con ella el teatro como profesión, de lo que se deriva que constantemente en la ciudad se creen más grupos teatrales con propuestas independientes y nuevas para la sociedad.



Audio: Mauricio Celis. Docente Departamento de Teatro UdeA

Ante la iniciativa de mantener vivo el teatro en la ciudad, la
Alcaldía de Medellín
le ha apostado a este tipo de cultura asignando un presupuesto para las diferentes manifestaciones culturales por valor de “7.934 millones de pesos de los cuales 6 mil 279 millones estarán destinados para financiar 13 grandes eventos organizados por la Alcaldía y 1.654 millones de pesos se destinarán al apoyo presupuestal de 36 grandes eventos de ciudad, organizados por diferentes entidades artísticas y culturales”


Juan Pablo Bonilla Licenciado en Artes Representativas

Es importante decir que en este proceso de evolución del teatro y con el ánimo de que más personas se involucren en esta cultura, el último miércoles de cada mes, 21 de las salas de teatro de la ciudad dejan su entrada libre para que todos disfruten de sus presentaciones.

Recuerda que el VIII Festival Colombiano de teatro Ciudad de Medellín es del 5 al 10 de Octubre de 2009

domingo, 31 de mayo de 2009

ELLOS SÍ SABEN

Lo importante de la resistencia colectiva no es un significado literal, es lo que personas de diferentes culturas están dispuestas a hacer por mantener su cultura y llevar de acuerdo a sus creencias y posiciones lo que es la aplicación de dicho término.

A continuación imágenes de personas colombianas que saben con total claridad lo que significa resistencia colectiva.

INSURRECCIÓN EN CONTRA DEL ORDEN CONSTITUCIONAL

La Constitución Política de Colombia es hermosa, pura y cristalina pero únicamente en papeles, pues “el papel puede con todo” y este es el mejor ejemplo de este refrán. Si el Delito de Sedición incluye la subversión a la Constitución y la resistencia a la autoridad legal, entonces ¿quienes pueden cometer más delitos de sedición que el mismo gobierno?

¿Por qué el gobierno colombiano habla de Sedición como una manera de indultar a los paramilitares y a la guerrilla? Acaso ¿El mismo gobierno también se debe indultar por violar N cantidad de veces a la Constitución? O será que siempre lo ha hecho pero ahora se hace un poco público?

Si la sedición se presenta asistida por la violencia directa en contra de la ley ¿porqué los que se ven más violentos son los mismos que crean y aplican la ley? de verdad que no se puede comprender lo que la Constitución de Colombia dice con lo que en la realidad se aplica.

Ahora bien, si este delito se supone que es un acto subversivo que no debe constituir ferocidad, barbarie o terrorismo entonces ¿por qué se insiste en una especie de indulto para los grupos alzados en armas que están por fuera de la ley?

jueves, 21 de mayo de 2009

COSAS DE MI CIUDAD

Las 3:30 de la tarde, un día atravesado por los resplandecientes rayos del sol, personas de todas las edades subiendo y bajando las calles congestionadas de la ciudad y en uno de los tantos semáforos de la misma un hombre de aproximadamente 60 años esperando que la luz roja cambie a verde para poder cruzar y seguir su ruta; pero esta espera se ve interrumpida por un hombre de piel negra, quien con un puñal en mano le dice a este señor que le entregue el celular; en ese momento el espacio que estaba congestionado por muchas personas que esperaban para cruzar la calle queda automáticamente vacío; todos miran y esperan qué va a pasar, pero nadie reacciona para evitar un atraco o quizá una posible muerte.

El hombre mayor se niega a entregar su celular y ahora el puñal era llevado por la mano de aquel negro al corazón de la víctima, la cual no se dejó persuadir y con un estrujón decide no dejarse robar sin importarle las consecuencias.

De entre la multitud se escucha una voz “Y dónde están pues las convivir”. El negro sale corriendo sin haber logrado su objetivo inicial y el hombre que no fue atracado emprende una carrera detrás de éste.

El semáforo cambia y todo sigue como si nada hubiera pasado. Lo paradójico es que a unos 30 pasos de aquel lugar se encontraba un policía con un pie contra la pared, una de sus manos en el bolsillo y con la otra sintonizaba en su radio una emisora que posiblemente cumpliera con sus expectativas auditivas en ese momento; pues sus oídos depositaban los audífonos que le impedían resolver la situación que a unos pocos pasos de él estaba ocurriendo.



jueves, 14 de mayo de 2009

¿ES DELITO RESISTIRSE?

Pertenecemos a una sociedad en la que el concepto de delito de rebelión es aplicado a todo aquel que esté en contra de una posición o de las políticas de un determinado gobierno.

No obstante este término se estructura sobre lo que denominamos alzarse en armas, de lo que se deriva el desobedecimiento o resistencia colectiva hacia un poder.

Históricamente los pueblos siempre se han alzado en armas contra la opresión, por ello se empezó a mirar la forma de controlar esto y por tanto la constitución política de cada país tiene su artículo que referencia a este.

En Colombia “en una sentencia de la Corte Constitucional la 009 del 95, cuyo ponente fue el magistrado Vladimiro Naranjo, se establece con absoluta claridad la diferencia entre el delito de rebelión y el delito de sedición sugiriendo la Corte que las Autodefensas incurren en el delito de sedición y que -evidentemente- su comportamiento afecta el régimen constitucional y legal”
http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/noticias/2005/mayo/may1805d.htm

jueves, 30 de abril de 2009

SIMPLEMENTE UNO MÁS EN LA METRÓPOLI

Hugo es un joven de catorce años que hasta por diez mil pesos acepta tener relaciones sexuales con el primer hombre que se lo proponga, no importa si es gordo, flaco, sin dientes o si está sudoroso, lo que interesa es que entregue un billete sobre otro, para así poder llevarlo a la pieza de una residencia en el centro de la ciudad (Medellín)

Al entrar allí, Hugo se quita la ropa, se acuesta y espera que su cliente haga lo que quiera. A este joven no hay que hablarle, ni decirle qué debe hacer, porque cuando él está con su cliente hace un trabajo mecánico, es como tender la cama o doblar la ropa; se quita la camiseta estampada y reforzada en su decoración con taches plateados, desamarra sus tenis de tela imitación converse, desabrocha su correa de hebilla grande y se baja el jean, en menos de dos minutos está desnudo.

Hugo a sus catorce años tiene que cuidar su cuerpo; debe afeitar su vello pubico con cremas depilatorias porque a sus clientes les gusta verlo aseado y con imagen de niño indefenso, su piel es suave y delicada, su estatura es aproximadamente de 1.60, cabello castaño y de constitución delgada, sus músculos están poco marcados, no es alto, ni mono, ni de ojos azules; él es idéntico a una gran cantidad de jóvenes que nacieron en Medellín, pero que también pudieron haberlo hecho en Europa y ser hijos de la realeza.

Bajo su nariz tiene una tenue sombra de bozo, su sonrisa está llena de energía de inocencia que deja cautivados de amor efímero a los adultos que se acercan cada día a comprarlo como si fuera un objeto comestible.

Cuando Hugo termina su oficio, generalmente entre las 7:00 y 8:00 de la noche se dirige a su casa, que está ubicada en el barrio Carpinelo (parte alta de Santo Domingo). Allí vive con su mamá, su abuela, dos hermanas y un cuñado. Se acuesta tarde y se levanta a las 10 de la mañana, comparte con su familia algunos asuntos durante el desayuno, luego escoge la ropa que se va a poner para quedar como él dice “bien papito”. Para Hugo, conseguir un cliente no es muy fácil, pues la competencia es fuerte porque cada día llegan más jóvenes a buscar un lugar en las afueras de la estación Parque Berrio del Metro de Medellín.

En una próxima entrega más información acerca del lugar de trabajo de éste joven y de sus gustos.

jueves, 23 de abril de 2009

SANTO DOMINGO SAVIO AHORA ES UN BARRIO MÁS SABIO

Santo Domingo Savio es una de las muchas montañas que rodean la ciudad de Medellín, y esta montaña está cubierta de cartones, madera y cemento, donde el olor que se respira es a tierra húmeda y los colores que predominan son los naranjas y grises.

Quienes habitan éste lugar han vivido la transformación tecnológica del Metro cable y el Parque Biblioteca España, éste último inaugurado el 24 de marzo de 2007. El parque creó conflicto durante su construcción porque los terrenos estaban habitados en su gran mayoría por quienes prácticamente habían fundado el barrio. Hicieron una huelga de hambre de 48 horas, y algunos se amarraron a los balcones de sus casas, hasta que se llegó a un acuerdo y los lotes ocupados fueron despejados para dar paso a una construcción que actualmente es el orgullo de quienes habitan el barrio.

Claudio de Jesús Ochoa Misas, un hombre de 45 años de edad, piel morena, ojos color miel, cabello canoso, estatura aproximada de 1.75 y que actualmente está desempleado, dice que gracias a que se construyó el Parque Biblioteca en el barrio, el resto de la ciudad ahora los ve como personas importantes, y que ya no sienten el rechazo al que eran expuestos antes de la construcción, pues ahora Santo Domingo Savio es visto como un lugar más de Medellín que se puede visitar y disfrutar.

John Ochoa es un hombre de 30 años de edad, contextura gruesa, ojos verdes, piel canela, 1.80 de estatura quien viste diariamente camisetas negras pegadas al cuerpo, a través de las cuales se pueden observar sus músculos. Este hombre dedica diariamente cuatro horas al ejercicio físico, parte de ellas en el mirador del barrio desde donde puede observar la ciudad mientras se relaja.

Malón como es conocido en el sector, afirma que gracias a la biblioteca la seguridad pública del barrio ha mejorado, debido a que hay vigilancia constante por parte de la policía y del ejército. John, quien es un reinsertado de las AUC, asegura haber trabajado como vigilante durante la construcción del Parque Biblioteca por más de nueve meses, pero por motivos personales se tuvo que retirar, aunque desearía trabajar de nuevo allí; pero tiene claro que desde que la biblioteca inició sus labores, las normas son diferentes y por tanto la selección del personal también. Malón reconoce que no ha ingresado a las instalaciones, ni a consultar ni a conocer, pues prefiere observarla desde afuera y esperar a que sus hijas que visitan el lugar diariamente le cuenten cómo es, además afirma que no le gusta el Internet y que prefiere leer en su casa libros como los de la vida de Pablo Escobar y algunos que traten temas de sexo.
Y mientras alias Malón le huye al ingreso a la biblioteca, Luz Dary, Claudio y Adriana, se ponen una cita en éste lugar para leer, compartir experiencias y aprender; los tres coinciden en que les gusta el mismo tipo de literatura, la de crecimiento personal y concuerdan al unísono en que el autor preferido es Walter Riso. Allí también reciben capacitaciones para realizar búsquedas en Internet, y los fines de semana el INDER les proporciona recreación a través de los aeróbicos que se llevan a cabo en la parte exterior del Parque Biblioteca.

lunes, 20 de abril de 2009

EFECTOS SOCIO-ECONÓMICOS DEL CELULAR

Desde que el primer teléfono celular salió al mercado en 1983 diseñado por Motorola, los avances en este tipo de comunicaciones no han parado, pues su impacto ha estado atravesado por diferentes factores sociales, entre ellos los económicos, políticos y culturales; dando como resultado múltiples posiciones entre los usuarios, ya sean activos o pasivos.


Dentro de estas posiciones nos encontramos a personas adultas reacias a las nuevas tecnologías, pero que también las han hecho parte de ellas, e igualmente a aquellas que nacieron en la era del auge de las mismas, esta última denominada "Generación Einstein"

Los diferentes impactos que el teléfono celular ha provocado en la sociedad se dan a partir de las necesidades que cada persona crea en torno a ellos; pues en cuanto a lo económico ha sido un dinamizador de las funciones que la ciudad tiene como elemento comunicacional, además es un bien clave para motivar dinámicas de desarrollo. Según el economista David Tobón la preocupación ya ni siquiera es el celular, el problema es darle a la gente un suministro eléctrico para poder que este funcione. Lo cual hace que debido al mercado del celular, las telecomunicaciones se amplíen.



En cuanto al impacto cultural, el Sociólogo Juan Guillermo Molina, dice que el uso del teléfono celular se dio en primera instancia como cultura de moda, cuando llegaron los primeros celulares estos se exhibían para aparentar, y eran vistos como ello en sectores de amplia gama (a partir del estrato 5) ya que podían hacer y recibir llamadas satelitales; luego dado a los bajos costos y la democracia se pudieron comprar más fácilmente; lo que ha hecho que hasta los niños tengan teléfono celular.



Este fenómeno del celular ha pasado de un espacio privado a uno público, es por ello que en cada esquina se puede encontrar a una persona vendiendo minutos a celular a precios que oscilan entre los 150 y 250 pesos el minuto, pero esto desde el aspecto político relacionado con el espacio público es imposible de controlar.




A continuación un video en el que se puede apreciar lo importante que es para las personas de diferentes edades el tener un celular.


martes, 14 de abril de 2009

DE TODO EN CASA


Lucelly Peláez manipula con destreza el motor de su máquina de coser como si estuviera organizando su cabello para una cita importante, escoge el hilo que mejor le quede a la tela que esté trabajando, pues sabe que de su forma de pulir y coser depende que pueda pagar un arriendo, comer y mantener a sus dos hijos de 17 y 10 años.

“La máquina es mi herramienta de trabajo, sin ella no me sostendría económicamente como lo hago”.

Esta mujer de 42 años, mira desde la acera de su casa la calle de abajo a arriba, esperando que alguien se acerque a decirle “un minuto a celular por favor”. Pues Doña Lucy como le dicen en el barrio no solo se dedica a coser, también tiene un pequeño almacén o mejor llamado una miscelánea, adicional vende minutos a celular a cualquier operador.

Pero justamente el domingo 5 de abril de 2009, las calles del barrio Castilla están llenas de personas agitando sus ramos porque es Domingo de Ramos y nadie está interesado en hablar por celular, y cuando la gente pasa frente a su puerta ella se persigna, reza un padrenuestro y decide cerrar el negocio, que también es su casa, para unirse con su hijo menor a la procesión.

Horas más tarde Doña Lucy está nuevamente en casa esperando que alguien llegué a comprar aunque sea un minuto, porque ella ni el Domingo de Ramos, ni los Días Santos cose; por ello lo que haga esos días es solo lo de la miscelánea y los minutos a celular, por tanto “también hay que rezar para que la gente llegue” dice.

No obstante, Doña Lucy deja claro que la venta de minutos a celular le ha incrementado sus ingresos; hace énfasis en que “es muy aburridor cuando uno está comiendo o viendo una buena novela y tocan la puerta para un minuto”. Pero ello hace parte de su trabajo y aunque prácticamente salga con la cuchara en la mano su rostro siempre está iluminado por una amable sonrisa para sus clientes; pues tiene muy claro que si los atiende mal se van para la competencia y esa plata adicional que ahora le llega se podría perder.

Esta mujer que inició con un celular y un operador, ya tiene cinco celulares y plan con los tres operadores (Comcel, Movistar y Tigo) y está satisfecha porque gracias a la venta de minutos se puede ir a pasear y darse algunos lujos que antes no podía.

jueves, 2 de abril de 2009

CERVEZA Y MÁS EN EL PERIODISTA

Amplias zonas verdes, bloques de color ladrillo, salones de sistemas, laboratorios, aulas tradicionales y los jeans, tennis y camiseta es la pinta predominante en la universidad pública, el mejor sitio para aprender tanto de la vida académica como de la social, aquella que está en las calles y de la que solo se aprende si se convive dentro y fuera de ella. Y es que una vez se ingresa a la universidad las invitaciones a tomar cerveza no se hacen esperar, especialmente después de una semana de estudio. Uno de los tomaderos de cerveza es El Guanábano un lugar ubicado en un parque que está por el Centro Colombo Americano, donde se reúne gente de diferentes clases sociales, médicos, metaleros, estudiantes, profesores, alcohólicos, ricos, pobres, en fin, toda clase de personas, donde además se puede fumar marihuana, tomar el licor que se quiera y nadie le va a decir nada.

Este sitio ha tenido varios nombres, el primero de ellos fue “Calle de los chivos”, este se le asignó porque unas mujeres solteras que vivían en una de las casas ubicadas allí, compartían el espacio con algunos animales y a las ventanas siempre se asomaban unas cabras; luego se llamó “El Guanábano” porque en aquel sitio existía un árbol con ese nombre, y a partir de 1971 se llama “Plazuela del Periodista”, debido a que algunos periodistas solicitaron un espacio al Concejo Municipal para poner la estatua del fundador del periodismo nacional Manuel del Socorro Rodríguez en la conmemoración del bicentenario de su nacimiento, siendo este lugar el asignado para dicho evento.

A la plazuela del periodista no solo se va a beber, fumar marihuana o a consumir cualquier otra sustancia alucinógena, también se va a compartir con nuevos individuos que apenas están conociendo el lugar.

Allí la forma de adquirir la droga es bastante fácil, porque el mismo vendedor ambulante de chitos, chicles y cigarrillos es el que distribuye este tipo de mercancía, además, si ésta es escasa no hay problema porque con algún vendedor de pulseras se puede concluir el negocio; por otro lado, la imaginación de los distribuidores convierte en caletas los contadores de energía de algunas de las residencias del sector; y es que los habitantes frecuentes de la plazuela manejan una gran camaradería, pues, supuestamente ninguno sabe donde se consigue la droga, solo argumentan como lo hace Mario Vélez, un habitante desde hace siete años de este lugar, que allí no hay forma de adquirir narcóticos, que cada persona es quien la carga; pero basta con permanecer durante una hora en el sitio para saber quienes son los repartidores de los estupefacientes.

La plazuela maneja dos ciudades, la del día es solitaria y clara, están abiertos los laboratorios clínicos, La Academia de Historia, las droguerías, los restaurantes e instituciones de educación no formal, las personas transitan por allí sin ningún temor porque es un lugar de paso; y la de la noche es congestionada y oscura, los establecimientos que de día están cerrados abren sus puertas a las 6:00 p.m. para dar paso a la vida bohemia, metalera, poética, homosexual y de pasión que cada noche se vive en este espacio. Es significativo decir que la Plazuela del Periodista representa para las personas que la habitan un espacio de libertad y encuentro tanto individual como colectivo, allí se es quien se quiere ser, no se cohíbe, además, quien decide es quien lo visita, en la plazuela lo que prima es el respeto por la posición individual.

Minutero en la plazuela San Ignacio


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sábado, 28 de marzo de 2009

“El que es independiente es porque la tiene, los que no parecemos pidiendo limosna”

Un pereirano de 39 años y un valluno de 30 son dos hombres que de lunes a domingo se encuentran en la plazuela de San Ignacio (Medellín-Ant) desde las 7:30 de la mañana hasta las 6:30 de la tarde para desempeñar sus labores; el hombre mayor se llama Ramiro y lleva tres años y medio trabajando como vendedor de minutos a celular en este sector, y el menor se llama Faber quien solo tiene un mes en este trabajo.

EL INDEPENDIENTE

Ramiro antes de llegar a Medellín vio que “la venta de minutos en la calle era rentable” y por eso decidió salir de Pereira para mirar en qué ciudad había mayor movimiento para este negocio; el recorrido que hizo fue Cartago, Cali y Medellín, ciudad última en la que decidió quedarse por ser parecida a su lugar de origen, Ramiro como él dice, lo que hizo fue un estudio de mercadeo para saber en qué plaza establecerse. Comenzó en el Parque Berrío pero no se quedó porque “allí todo está muy organizado, hasta tienen cooperativa” y lo que él buscaba era independencia por lo que decidió quedarse en la plazuela San Ignacio, puesto que era una plaza relativamente inexplorada con la venta de minutos, allí le ha ido muy bien, tanto que “en estos tres años y medio que llevo, ni Comfama (Caja de Compensación Familiar de Antioquia) ni Espacio Público me han puesto problema” y además “tengo 10 personas a las que les facilito los equipos para que también trabajen y así ganemos todos”.

EL DEPENDIENTE

Faber es una de esas 10 personas que trabaja con los equipos móviles de Ramiro, este hombre de 30 años estudia programación de computadores todos los días de 8:00 a 10:00pm y hace cinco semanas trabajaba con Metroplús, pero el contrato se le terminó y buscando qué hacer encontró a Ramiro, quien de inmediato le entregó cuatro celulares y le dijo que le respondiera por 110 pesos por minuto vendido, de ahí en adelante lo que haga es su sueldo, el cual oscila entre los 12.000 y 35.000 pesos diarios; pero él que solo lleva un mes en este trabajo ya está aburrido y quiere regresar a Cali (Valle), desea seguir siendo un trabajador dependiente porque “se que quien es independiente es porque la tiene, los que no parecemos pidiendo limosna, y así es como me he sentido todo este mes”.


miércoles, 18 de marzo de 2009

LA INFORMALIDAD CADA VEZ MÁS FORMAL


El primer, segundo, tercer o séptimo día de la semana, realmente el día no importa porque lo verdaderamente importante es trabajar para así tener un sustento económico, el cual solo se obtiene a través de las ventas informales. Pues si no se tiene una gran capacitación académica y amigos que muevan sus influencias para trabajar en una empresa como dependientes se opta por ir a la calle al rebusque, convirtiéndose esto en una forma de trabajo que no se quiere abandonar, porque allí “no hay jefes pendientes de tu desempeño, no estás laborando para ayudar a incrementar el capital de otro sino el propio”.

Y es justamente en el rebusque donde Alejandro Osorio tiene su fuente de ingresos, este hombre de 36 años vive con su esposa y dos hijos, y encontró en la calle la manera de sostener su hogar siendo un trabajador independiente; hace aproximadamente un año que Alejandro se quedó sin trabajo, pues en la empresa donde laboraba se le terminó el contrato y no se lo renovaron; por ello un día decidió salir a recorrer las calles y pensar qué iba a hacer para pagar los servicios públicos, el estudio de sus hijos y todos los gastos que un hogar conlleva.

Desde el barrio en el que él vive que se llama Encizo, ubicado en Medellín (Ant), Alejandro bajó caminando hasta el centro de la ciudad, y en ese recorrido observó que la venta de minutos a celular estaba esparcida prácticamente en cada esquina de la misma, “mi imaginación me llevó a una de esas calles y mi corazón saltaba cuando pensaba que mis bolsillos tendrían plata todos los días”. Sin embargo Alejandro siguió caminando y paso a paso llegó hasta la avenida San Juan con la carrera 70, allí no vio tantos minuteros moviéndose como hojas de árboles de un lado para otro, lo que observó fueron algunas chazas con carteles verdes y fucsias fluorescentes que ofrecían la venta de minutos, caminó por toda la 70 hasta la avenida Colombia, y de allí tomó nuevamente el rumbo hacia su casa; pero su mente no dejaba de pensar que la plata que necesitaba estaba en la calle.

Una semana después de aquel recorrido por algunas calles de la ciudad, Alejandro llegó a la 70 con un chaleco de venta de minutos a celular y empezó a caminar entre la estación Estadio del Metro y la Universidad Pontificia Bolivariana, esa tarde fue especial porque tuvo una gran venta de minutos; de ese día ya hace casi un año y Alejandro tiene claro que “no le quiero volver a trabajar a nadie, no importa que me vaya bien o mal, lo que se es que no le tengo que responder a ningún jefe por nada de lo que hago”.