Lucelly Peláez manipula con destreza el motor de su máquina de coser como si estuviera organizando su cabello para una cita importante, escoge el hilo que mejor le quede a la tela que esté trabajando, pues sabe que de su forma de pulir y coser depende que pueda pagar un arriendo, comer y mantener a sus dos hijos de 17 y 10 años.
“La máquina es mi herramienta de trabajo, sin ella no me sostendría económicamente como lo hago”.
Esta mujer de 42 años, mira desde la acera de su casa la calle de abajo a arriba, esperando que alguien se acerque a decirle “un minuto a celular por favor”. Pues Doña Lucy como le dicen en el barrio no solo se dedica a coser, también tiene un pequeño almacén o mejor llamado una miscelánea, adicional vende minutos a celular a cualquier operador.
Pero justamente el domingo 5 de abril de 2009, las calles del barrio Castilla están llenas de personas agitando sus ramos porque es Domingo de Ramos y nadie está interesado en hablar por celular, y cuando la gente pasa frente a su puerta ella se persigna, reza un padrenuestro y decide cerrar el negocio, que también es su casa, para unirse con su hijo menor a la procesión.
Horas más tarde Doña Lucy está nuevamente en casa esperando que alguien llegué a comprar aunque sea un minuto, porque ella ni el Domingo de Ramos, ni los Días Santos cose; por ello lo que haga esos días es solo lo de la miscelánea y los minutos a celular, por tanto “también hay que rezar para que la gente llegue” dice.
No obstante, Doña Lucy deja claro que la venta de minutos a celular le ha incrementado sus ingresos; hace énfasis en que “es muy aburridor cuando uno está comiendo o viendo una buena novela y tocan la puerta para un minuto”. Pero ello hace parte de su trabajo y aunque prácticamente salga con la cuchara en la mano su rostro siempre está iluminado por una amable sonrisa para sus clientes; pues tiene muy claro que si los atiende mal se van para la competencia y esa plata adicional que ahora le llega se podría perder.
Esta mujer que inició con un celular y un operador, ya tiene cinco celulares y plan con los tres operadores (Comcel, Movistar y Tigo) y está satisfecha porque gracias a la venta de minutos se puede ir a pasear y darse algunos lujos que antes no podía.
“La máquina es mi herramienta de trabajo, sin ella no me sostendría económicamente como lo hago”.
Esta mujer de 42 años, mira desde la acera de su casa la calle de abajo a arriba, esperando que alguien se acerque a decirle “un minuto a celular por favor”. Pues Doña Lucy como le dicen en el barrio no solo se dedica a coser, también tiene un pequeño almacén o mejor llamado una miscelánea, adicional vende minutos a celular a cualquier operador.
Pero justamente el domingo 5 de abril de 2009, las calles del barrio Castilla están llenas de personas agitando sus ramos porque es Domingo de Ramos y nadie está interesado en hablar por celular, y cuando la gente pasa frente a su puerta ella se persigna, reza un padrenuestro y decide cerrar el negocio, que también es su casa, para unirse con su hijo menor a la procesión.
Horas más tarde Doña Lucy está nuevamente en casa esperando que alguien llegué a comprar aunque sea un minuto, porque ella ni el Domingo de Ramos, ni los Días Santos cose; por ello lo que haga esos días es solo lo de la miscelánea y los minutos a celular, por tanto “también hay que rezar para que la gente llegue” dice.
No obstante, Doña Lucy deja claro que la venta de minutos a celular le ha incrementado sus ingresos; hace énfasis en que “es muy aburridor cuando uno está comiendo o viendo una buena novela y tocan la puerta para un minuto”. Pero ello hace parte de su trabajo y aunque prácticamente salga con la cuchara en la mano su rostro siempre está iluminado por una amable sonrisa para sus clientes; pues tiene muy claro que si los atiende mal se van para la competencia y esa plata adicional que ahora le llega se podría perder.
Esta mujer que inició con un celular y un operador, ya tiene cinco celulares y plan con los tres operadores (Comcel, Movistar y Tigo) y está satisfecha porque gracias a la venta de minutos se puede ir a pasear y darse algunos lujos que antes no podía.
Bien Cristina. Creo que aportas al tema un buen indicio de como la venta de minutos está presente en todo tipo de negocios en la ciudad. Me gusta la estructura del trabajo, buen titular y buen párrafo de entrada.
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